miércoles, 16 de junio de 2010

::: st cyprien plage - port barcarés {

Café de rigor y a circular con ciertas nubes amenazantes sobre mi cabeza. Este fue un dia sin especiales sobresaltos. Mis principales objetivos eran conseguir conectarme a Internet para buscar hospedaje en Couchsurfing y encontrar un camping barato para poder hacer la colada y ver el partido Espagna-Polonia a las 20:30.

Internet en Francia es muy caro. 15 minutos pueden costar 2 euros, asi que hice de tripas corazon y plante mis semillitas con la esperanza de poder pasar alguna de las noche siguientes en casa de algun hospitalario frances o francesa y hacer un poco de tejido social.

Cuando se el atardecer estaba cerca eché un vistazo a mi mapa y busqué el pueblo medianamente grande mas cercano: Port Barcarès. A la entrada habia muchos campings, todos ellos con una pinta horrible. Desde la entrada podian verse bungalows super equipados con antenas parabolicas, parques acuàticos y demàs fruslerias para el disfrute de pijos viajeros que ven satisfechos sus deseos en simulacros de naturaleza. Todo parecia carisimo asi que continué hacia el pueblo que por cierto era bastante feo. Eran las 18:30 y todo parecia ya muerto. Econtré el puesto de información aue por supuesto ya estaba cerrado (los horarios de los comercios franceses son una completa vergüenza} y vi en la entrada información sobre los campings de la zona. Todos eran de 3 o màs estrellas a excepcion de uno: Camping Tamaris (como el mago!! Lo regentaria el propio Tamariz?? No era probable, pero alguna trampa de ilusionismo si que me deparaba el lugar…}.

Segui mi instinto aràcnido y llegué al camping. "C'est comebien une nuit pour une personne et une tente?" "C'est seize euros", me respondieron. Aqui toca hacer una explicacion. Yo llegaba al caping condicionado por el letrero que habia encontrado en el puesto de información, por lo que cuando escuché "seize" yo quise entender "seis", vamos, 6 euros. Asi que decidi quedarme, rellene una ficha con mis datos y colegueé un poco con la fea recepcionista. Pero cuando le entregué mi billetito de 10 euros esperando una vuelta de 4 jugosas monedas la amable dependienta me dijo "Mais non, ça coûte seize euros (16!!!}". Asi que se me pone cara de paleto y suelto otro billete de 10. Ahora si, ahí tenia mi vuelta de 4 moneditas, pero ya no tan jugosas. Por supuesto habia sido victima de un error de información. El camping tenia tres resplandecientes estrellas y era otro camping pijo màs. Hay que remarcar que entre las variopintas instalaciones deportivas habia una pista de polo, si, del baloncesto ese de caballos. Acojonante!! Y yo alli, con mi bici!!

La recepcionista mando llamar a una especie de botones que aparecio con un cochecito de estos de campo de golf y me hizo seguirle, yo en mi vélo y él en su papamóvil. Me mostro los bagnos y las cosas que creyo convenientes y yo no podia dejar de preguntarme qué demonios hacia alli. Por supuesto ni una tienda en los alrededores, ùnicamente caravanas imresionantes con visillos en las ventanas y bungalows de madera o blancos impolutos. Mientras seguia al papamóvil pude ver que en los porches de algunos bungalows habia hasta barcos aparcados. El botones me mostro dos posibles sitios para desplegar mi tienda y romper asi el impoluto entorno y parecio enfadarse un poco cuando escogi justamente el que el no me habia recomendado.

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Tras desplegar mis apestosas pertenencias me planté en los bagnos que por supuesto también eran pijos. De hecho la ùnica ducha que habia era una inmensa para discapacitados fisicos, algo inaudito en mi viaje, un lujo sin precedentes. El agua caliente estaba retringida para la gente que quisiera pagar no sé cuàntos euros por ella. El caso es que la chica de la recepcion me dio una ficha gratis a la entrada. Pensé que tal vez lo habia hecho para compensar la cara de panoli que se me habia quedado cuando habia descubierto el precio real de mi fugaz estancia. Por lo menos que el panoli se duche con agua caliente. Emocionado por la grandiosidad de aquella ducha meti la ficha ràpidamente sin reparar en que no habia traido el jabon conmigo. El tiempo del agua caliente comenzo a correr y mientras yo me dedicaba a volver a vestirme e ir corriendo como un gilipollas a por el jabon a mi tienda, desaprovechando por completo una ocasión irrepetible. Para cuando llegué con todo de nuevo solo quedaba el vaho en el cristal, asi que nada, agua fria, como siempre. Al fin y al cabo cuando uno lleva tantos dias sin ducharse y tanta mugre por el cuerpo no importa demasiado el estado de la ducha, es gloriosa en cualquier caso.

Después fui al bar del camping para comprobar si al menos podria ver el partido de la selección y justificar asi un poco mi aterrizaje de emergencia en aquel lugar fuera de tono. El local lo regentaba un gordo francés rodeado por su séquito de graciosillos amables siempre fieles a su barman. Le pregunté por el partido y enseguida despertaron todos interés hacia el espagnol futbolero. Pero enseguida la mujer del gordo desplego sus tentáculos y arranco el mando a distancia de donde estaba situado y comenzo a gritar. La mujer se negaba a poner la televisión mientras cenaban y se marcho con el mando enfadada afuera. Todos los hombres gritaban y reian y le pedian por favor que cediera. Intercambiaron unas cuantas risas y gritos y al final hubo un golpe de estado masculino. Dispusieron una gran pantalla al fondo del bar y buscaron canal tras canal sin encontrar ni rastro del partido. Unos cuantos intentos y al final me quedé con la miel en los labios. Dejé el local todavía entre risotadas y gritos y marché al pueblo en bici en busca de una ùltima esperanza de ver el partido en algùn bar. Pero si cuando habia llegado unas dos horas antes no habia muestras de vida alguna por las calles ahora habia muchas menos, y me volvi a mi camping de alto standing con sensación de derrota dispuesto a aprovecharlo el poco tiempo que iba a permanecer alli.

Ya de noche cumpli con la tediosa tarea de fregar a mano la ropa. El viento, que me lleva acompagnando durante todo el viaje y no precisamente a favor, estaba graciosillo y me tiro toda la ropa que ya tenia lavada, asi que limpia lo que se dice limpia no quedo.

Me preparé un platazo de alubias descomunal y me lo comi en el porche de un bungalow de madera no habitado que habia justo detràs de mi tienda, sentado en una silla y con la comida sobre la mesa, una experiencia religiosa. Dios bendiga las sillas y las mesas.

Poco màs, este dia no hubo ataques de bichos ni voces ronroneantes.

2 comentarios:

  1. miguelicoooo!!!!
    aqui ROBOT CLARA!
    te mando tres en uno?
    miiiiiiiiiiiiiil besicossss
    muaka!

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  2. Dios santo, qué día... creo que lo mejor fue la silla y la mesa jajajaja.

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