martes, 15 de junio de 2010

::: roses - cadaqués {4-6-10}

A la magnana siguiente, dada mi falta de prevision, no tenia nada que echarme a la boca, a excepcion de un plàtano. Asi que se puede decir que circulaba con la reserva. A la luz del sol de la magnana, a parte de unas vistas espectaculares, divisé al fondo una cala con algunas casitas. Asi que decidi continuar hacia allà con la esperanza de poder conseguir tomarme un café bien caliente.


Cuando desmonté la tienda y la sacudi cayo de dentro un bicho de formas y movimientos increíbles. A decir verdad no encontré ni una sola parte de su cuerpecillo que no se meneara, eso si, cada una en su propia direccion. Era como un ciempiés muy gordo que en primer momento me recordo a un escorpión. Me quedé impresionado por haber pasado la noche con semejante criatura.

Efectivamente la cala que habia divisado era Montjoi. Al llegar alli encontré una gran actividad de grupos de inmersiones submarinas, y por tanto mi café esperando. Después del desayuno buceé un poco y al salir me encontraba ciertamente cansado. El gran esfuerzo fisico de la tarde anterior no se habia visto recompensado como debiera a la magnana siguiente. Me habria gustado seguir un poco màs hacia Cala Joncols pero la falta de provisiones imposibilitaron este plan. Asi que de vuelta a Roses.

Por el camino empecé a fantasear con diferentes manjares que tomar al llegar al pueblo. Bocadillos de calamares y tortillas de patatas se aparecian a la vuelta de cada curva en ascenso como auténticas alucinaciones desérticas. Llegué exhausto a Roses y buscando un bar en el que ver saciadas mis visiones reparé en el cartel de un restaurante en el que decia "Menù del dia: 7 cacho de euros"{lo de cacho lo he puesto yo para enfatizar un poco, no lo ponia, aunque habria sido fantàstico}. De primero habia gazpacho y de segundo pescado, ademàs de vino y postre: salvado. Menudo festin. Limpié los platos y vacié la botella de vino. El gazpacho tenia un sospechoso sabor al que venden de brick, adornado con un poco de guarnicion.Con una siesta mis fuerzas estarian reestablecidas. Encontre una zona de césped y ahí que dormi la mona durante casi una hora. Un café y listo para ir a Cadaqués.

Subi con fuerza un puerto en el que mucha gente me saludaba o me daba ànimos a su paso. La bajada una vez màs fue fantàstica. Llegué a los 42 km/h. Al final del camino me esperaba Cadaqués, un pueblo que se me metio entero por los ojos desde el primer momento. La llegada al paso maritimo fue preciosa. Me moria por un bagno y un poco de buceo pero decidi antes escudrignar un poco el pueblo. Segui el camino de la costa y acabé dando con una calita rocosa apartada donde me instalé. Hasta ahora es una de las calas màs bonitas que he encontrado para bucear. Me resulta imposible describir con palabras el mundo de colores y extragnos seres que descubri bajo el agua. Vi incluso una especie de calamar rosa que se oculto con movimientos espasmodicos ante mi presencia.


El atardecer fue psicodelia pura. El agua de Cadaqués es azul turquesa saturadisimo. Sobre ella un monton de puntitos rojisimos y blancos flotan formando una ordenada red de boyas y barquitos. La luz es especial.



Arrastraba ciertos deberes pendientes, como limpiar el bolso de una galleta que guardé dentro y acabo pulverizada, o limpiar la cocinilla. Ademàs estaba muy sucio y necesitaba conectarme a Internet, asi que busqué un camping. Camping Cadaqués: el ùnico que encontré. Al entrar vi una mesa de billar y me produjo un poco de nostalgia. Automàticamente pensé en Felipe y los Miramelindos. Me habria encantado jugar una partidita con ellos.

El camping estaba demasiado ordenado. Era como un parking con un àrbol en cada plaza.

1 comentario:

  1. Me has recordado a una canción de Nueva Vulcano con las historias de cadaqués...

    ahí va:

    Cadaqués: http://www.youtube.com/watch?v=PsjD7GgRf1Q

    ResponderEliminar