martes, 29 de junio de 2010

::: entrada en les cevénnes (21-06-10)

A la magnana siguiente probé a meterme al lago con las gafas de buceo pero el agua estaba un poco turbia por la tierra y no vi gran cosa. Una pena, porque con un envoltorio tan impresionante cabria esperar todo tipo de criaturas extragnas en el interior... y tal vez alli estuvieran, pero yo no las vi. Me tomé una magnana para disfrutar a fondo del paisaje y sin lluvia, y la verdad es que es sobrecogedor. Hay lugares durante el viaje que me hacen cambiar de estado de ànimo, y el Salagou fue uno de ellos. Uno tenia alli la sensacion de estar en un lugar ùnico, algo parecido a lo que pasa en Rio Tinto, otra bizarrada de entorno.

Ya en marcha di una vuelta por los alrededores y me sorprendio ver que el lago es realmente enorme y con partes muy diferentes. Atravesé una carretera encerrada entre dos de estas colinas rojas, un lugar escogido por muchas parejitas para dejar latente su recuerdo escribiendo con piedras blancas sus nombres enlazados sobre la tierra. Llegado un punto estos letreros de piedras en el suelo se perdian en el horizonte hasta donde alcanzaba a ver el ojo. En ocasiones el paisaje se volvia casi desértico y me llego a recordar un poco al entorno western de pelicula. Cabalgar un rato por alli fue un verdadero placer.

Echando un vistazo al mapa lei un nombre un poco màs al noreste de Salagou que me intrigo: St Guillhem le Désert. Me pregunté si realmente habria alli un desierto, asi que hacia alla decidi dirigirme para comprobarlo. El camino se hizo terrible, con un viento en contra como no habia tenido hasta el momento. Estas circunstancias unidas a que me encontraba un poco cansado me hicieron decantarme por hacer pocos kilometros y descansar en un rio que encontré no lejos de mi incognito destino. Aqui fueron las golondrinas las que cubrieron el cielo en hora màgica, justo antes de ponerse el sol, dando mil vueltas caoticas en el aire y haciendo unos sonidos de madera hueca rompiéndose. El éxtasis de estos animales cesa siempre con la puesta competa del sol.

A la magnana siguiente no tardé en llegar a St Guillhem le Désert y por supuesto no era un desierto en absoluto, sino todo lo contrario: un lugar bien montagnoso, con un buen rio al lado y vegetacion exhuberante. Era dia 21, y eso significaba partido de Espagna contra Honduras, asi que el objetivo era encontrar un camping donde poder verlo. Un vistazo al mapa y pronto estaba en marcha hacia Ganges, el siguiente pueblo grande. En St Guillhem no habia supermercado, asi que antes de salir compré una buena bolsa de cerezas ya que no tenia gran cosa y me tocaba subir algùn que otro puerto hasta Ganges. Con eso, algo de queso, pan y mermelada deberia llegar, asi que racioné bastante las escasas provisiones.

Hubieron subidas bien duras, y la expresion "bon courage!" se me ha hecho ya frecuente en este tipo de caminos. La gente siente gran respeto cuando ve a un tio con todo a cuestas tratado se subir en bici una montagna endiablada. Atravesé pueblos diminutos donde no habia absolutamente nada para comprar, por lo que continué mi marcha con la reserva.

Hacia ya rato que el cansancio era notable y a eso de las 15h todavia no habia comido, asi que me propuse un pequegno esfuerzo y llegar al fin a algun supermercado donde comprar provisiones y buscar acto seguido un camping donde descansar y prepararme para el partido. Acabé en el Camping Tivoli de Laroque, justo al lado de Ganges. Lo llevan una pareja muy joven que fueron verdaderamente muy buenos conmigo. En seguida Pasqal, el chico, me dijo que ellos también habian viajado en bicicleta y me demostro cierta complicidad. El camping era muy bonito, al lado del rio, ellos muy amables, incluso me prestaron su portàtil para conectarme a internet gratis y ademàs era barato. Para acabar, segùn llegué estaban instalando una gran television en la terraza para ver los partidos del mundial, asi que no pude tener màs suerte.

Aproveché para ducharme y deleitarme una vez màs con el agua caliente, que ademàs esta vez era gratis. Increible. Por la noche vi el partido junto con dos campistas màs. Uno de ellos me dejo ver pronto que era un completo personaje y me rei mucho con él durante el partido. Se trataba de un tipo canoso de unos cuarenta y pico agnos con pintas de rockero de toda la vida, con un bigotillo bien cuidado y los ojos pequegnos y azules. Cuando termino el partido y los escasos espectadores se fueron a dormir me quedé un buen rato hablando con Pasqal sobre mi viaje y los suyos. Junto con su novia habia rulado por Marruecos con un camion en el que todavia dormian en el camping y cogian a todo el mundo que hacia autostop. Me conto que llegaron a llevar a unas doce personas, con nignos en el techo y todo.

A la magnana siguiente me dirigia hacia los bagnos luciendo mi careto y mis legagnas con los pies arrastrando por el camping cuando me intercepto el rockero y casi sin saludarme empezo a hablarme sobre muchas cosas, ademàs con bastante desparpajo y criterio. Me hablo sobre el capitalismo, sobre el avion que se estrello este agno con todos los altos mandos polacos dentro, sobre africa, sobre cocodrilos... Después le hice alguna pregunta sobre él y me conto que su mujer le acababa de pedir el divorcio y ahora estab solo y buscando algun sitio donde empezar algo. En un momento de la conversacion me confeso que a veces se sorprendia de tener ya cuarenta y tres agnos, aunque nunca con un tono melancolico, sino mas bien animoso y un poco ironico. Al tipo le cai bien, eso estaba claro, pero a esas horas de la magnana me costaba digerir todavia el francés y en cuanto pude me zafé, aunque la situacion fue muy original. Lo cierto es que es una costumbre bien extendida entre muchos franceses el cogerte por banda y dilucidar sobre mil temas conectados o no tanto. Ya me ha pasado con otras personas.

Al cabo del rato vi al tipo caminando hacia el rio con una guitarra, caminando siempre con sus pantalones pitillo negro y sin camiseta. Asi que terminé lo que estaba haciendo cogi la càmara y fue a hacerle algunas fotos. Me gusto su actitud, no se inmuto en absoluto. El estaba a lo suyo y yo a lo mio. De vuelta vi su plaza de camping: un coche con un faro reparado con cinta de carrocero, una pequegna tienda y una cocinilla de gas de tres fuegos que luego me explico que no podia utilizar porque su mujer se habia quedado con no se qué accesorio. Cuando volvio de tocar me acerqué a él y me mofé un poco de la reparacion de su coche y luego le pedi hacerle unas fotos posadas con él, y accedio sin problema.

Por la tarde incluso me insistio para que me fuera a la magnana siguiente, pero a mi me apetecia seguir el camino, asi que después de ver como Francia perdia contra Africa del Sur y como todos se mofaban de su propio equipo por resignacion, me despedi de todos y me marché con un buen sabor de boca.

Treinta kilometros de cuesta infernal y me planté por fin el el sur del Parc Natural des Cevénnes, con un tobogàn enorme como puerta de entrada.


La noche la pasé cerca de Le Vigan, en un lugar donde habia una mesa enorme donde cené sentado y una pequegna presa en el rio donde me bagné, todo un lujo.

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